La Filosofía para niños es una herramienta importante para ayudar a los alumnos a pensar de forma crítica y analítica. Uno de los principales componentes de la investigación filosófica es el diálogo, y es importante que los niños participen en un discurso significativo. Mediante el diálogo, los niños pueden agudizar su pensamiento lógico y su capacidad para resolver problemas, así como aprender a comunicarse eficazmente con los demás.
Preparación para el diálogo
Al prepararnos para iniciar un diálogo, la preparación meticulosa es fundamental. Leer y estudiar son componentes esenciales de este proceso, especialmente cuando se trata de educar a los más jóvenes en el campo de la filosofía. Un plan de estudios de Filosofía para niños bien estructurado debe incorporar no solo oportunidades para que los alumnos lean literatura filosófica adaptada a su nivel de comprensión, sino también fomentar el espíritu crítico y la curiosidad innata. Este material no solo enciende las llamas de la indagación y la reflexión, sino que también proporciona una plataforma sólida sobre la cual los niños pueden construir y expresar sus propias ideas.
Más allá de la lectura, es igualmente crucial que niños y niñas adquieran y practiquen habilidades efectivas de comunicación. Escuchar activamente a los demás, formular preguntas de manera reflexiva y expresar sus pensamientos e ideas con claridad son habilidades que, una vez desarrolladas, son de un valor incalculable. No se trata únicamente de la acumulación de conocimiento; es un ejercicio de empatía, comprensión y articulación que facilitará que los niños se desenvuelvan con seguridad y respeto en cualquier diálogo.
Familias y educadores desempeñan un rol vital, proporcionando un entorno que nutra y estimule la comunicación. Deberían alentar a sus hijos y/o alumnos a compartir sus perspectivas y a escuchar las de otros, estableciendo así el fundamento de un intercambio de ideas efectivo y respetuoso. Un ambiente en el que se practiquen estas habilidades los capacitará para que, en el futuro, estén mejor preparados para contribuir al diálogo de manera significativa y sustancial.
La importancia del diálogo
El uso del diálogo en la filosofía aplicada a la educación de los niños, niñas y adolescentes no se limita simplemente a fomentar el cuestionamiento de diferentes perspectivas o el hecho de defender sus propias ideas. Va más allá, y actúa como un conducto que permite a los menores explorar mundo de la ética, la lógica y la estética. La práctica del diálogo filosófico les confiere la capacidad de enfrentarse a dilemas morales, a entender y a reflexionar sobre conceptos abstractos y a discernir la realidad con un sentido crítico más afinado.
Con la guía adecuada, los niños aprenden a construir argumentos lógicos y a desmontar falacias. Este ejercicio continuo les dota de una herramienta intelectual que puede ser aplicada a diversas disciplinas y situaciones de la vida cotidiana. De hecho, la habilidad de razonar bien es fundamental no sólo para los estudios académicos sino también para la toma de decisiones personales y sociales.
Un método para enseñar a pensar, pero no solo a pensar bien, sino sobre todo a pensar bien por sí mismo y a razonar correcta y coherentemente, tanto en su significación lógica como en su sentido ético o moral.
M. Lipman
Por otro lado, al aprender a debatir sus puntos de vista de manera respetuosa, los niños también desarrollan la empatía y el respeto por las opiniones ajenas. Esto les prepara para vivir en sociedad de una manera armoniosa y tolerante. La capacidad de escuchar activamente y considerar el punto de vista del otro sin prejuicios es tan importante como poder argumentar el propio punto de vista.
Diálogo auténtico frente a debate
Es importante que tanto familias como educadores promuevan la práctica del diálogo genuino en lugar de centrarse únicamente en la dinámica del debate. En el ámbito educativo es común la confusión entre estos dos términos y la tendencia a valorar las habilidades de argumentación y persuasión por encima de la capacidad de escucha activa y el intercambio respetuoso de perspectivas.
Cuando se debate, el fin principal es defender una posición y, a menudo, se busca salir victorioso en una argumentación o persuadir a otros a aceptar una opinión específica. Esto puede conducir a una situación donde se subestima la importancia de las ideas contrarias, minimizando su valor y descartando la oportunidad de aprender de ellas. En cambio, el diálogo se centra en el proceso de compartir y considerar diferentes puntos de vista de una manera abierta y considerada. No hay ganadores ni perdedores; el objetivo es entender mejor las distintas perspectivas y, tal vez, llegar a un consenso o respetar las diferencias.
Es esencial inculcar en los niños desde temprana edad las habilidades de comunicación basadas en la empatía y el respeto mutuo. Es necesario enseñarles a tomar el tiempo adecuado para articular sus pensamientos, a escuchar con atención lo que otros tienen que decir y a valorar las contribuciones ajenas como una oportunidad para enriquecer su propio entendimiento del mundo.
Para fomentar este tipo de diálogo efectivo, los adultos pueden modelar el comportamiento adecuado a través de la práctica de técnicas de comunicación asertiva y no violenta. Deben crear ambientes seguros donde los niños sientan que sus voces son escuchadas y valoradas, y donde también se les alienta a considerar y reflexionar sobre las opiniones de los demás. El aprendizaje de estas habilidades facilitará a los jóvenes no solo en su desarrollo académico, sino también en su crecimiento personal y en la construcción de relaciones sociales más sanas y constructivas.
La filosofía para niños es una invitación a explorar el pensamiento crítico, la autorreflexión y la colaboración. Al adoptar esta perspectiva, podemos esperar cultivar generaciones futuras que valoren la importancia de la comunicación y que comprendan la riqueza que se encuentra en las múltiples perspectivas del diálogo humano.
Si queremos que los adultos piensen por sí mismos, debemos educar a los niños para que piensen por sí mismos.
M. Lipman
Fuentes:
GARCÍA MORIYÓN, F., El diálogo filosófico
LIPMAN, M., El lugar del Pensamiento en la Educación
LIPMAN, M., SHARP, A., OSCANYAN, F., La filosofía en el aula
Comparte:
Precioso Esther!!!
qué importante es desarrollar los hábitos de dialogar entre los niños y para todos, la verdad.
En el aula (en los encuentros con los alumnos) hay muchos elementos que se prestan al diálogo abierto, y es en este encuentro donde nos conocemos y nos compartimos aprendiendo y creciendo como Comunidad.